Esteban Némanya—gran gobernante del pueblo serbio, unificador de las tierras serbias, creador de un gobierno serbio independiente, defensor de la Ortodoxia, y expulsor de la herejía—fue bautizado originalmente en la Iglesia latina, pero luego dejó esta iglesia y se convirtió a la Iglesia ortodoxa. Al principio, el su estado dependía de los griegos, pero más tarde se liberó de esta dependencia y se constituyó en plenamente autónomo. Al consolidar el estado y la fe ortodoxa en este, siguiendo el ejemplo de su hijo Sava, Esteban fue tonsurado como monje en el monasterio de Studénitsa en 1195, recibiendo el nombre de Simeón. Su esposa Ana también se retiró a un monasterio, donde recibió la tonsura monástica con el nombre de Anastasia. Después de dos años como monje en Studénitsa, Simeón se dirigió a la Santa Montaña [de Atos]. Allí se estableció junto a su hijo Sava en el Monasterio de Vatopedi. Padre e hijo pasaban sus días y sus noches en oración. Allí construyeron seis capillas dedicadas al Salvador, los santos Anárgiros, san Jorge, san Teodoro, el Precursor, y san Nicolás. Compraron además las ruinas de Hilandar y construyeron un hermoso monasterio, en el cual Simeón vivió sólo ocho meses antes de su muerte. Cuando estaba en su lecho de muerte, Sava, de acuerdo con los deseos de su padre, lo colocó sobre una simple estera. Con sus ojos fijos en el ícono de la Madre de Dios con el Salvador, el bienaventurado anciano dijo estas palabras: «¡Todo lo que respira alabe al Señor!» (cfr. Salmo 150:6), y se fue a morar con en Señor el 13 de febrero de 1200.




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