San Patricio era obispo de Prusa, una ciudad en Bithynia. De una gran fe y un elevado conocimiento teológico, su fortaleza la aplico a la defensa del Evangelio y a combatir la idolatría.
Este trabajo apostólico no lo llevo adelante solo, estaban con él tres colaboradores Acacio, Menander y Juliano, con ellos San Patricio trajo a muchos paganos a la fe cristiana. Pero todo este movimiento realizado, despertó el enojo de barios idólatras, y los denunciaron ante el gobernador Julio, y fueron arrestados inmediatamente.
El gobernador con discusiones filosóficas intentó convencer a San Patricio de que Cristo no es Dios, y San Patricio, con su gran retórica y excelentes conocimientos teológico le rebatía todas sus preguntas. Al ver que la fe del Santo y sus compañeros no cambiaba ordeno que los encarcelen y luego fueron decapitados, probablemente esto ocurrió durante el reinado de Dioclesiano (284-305).




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