San Atanasio del Monte Athos fue bautizado con el nombre de Abraham, nació en la ciudad de Trebezond, el quedo huérfano a muy tierna edad. Fue criado por una piadosa y digna monja, la cual imito en sus hábitos de vida monástica como en el ayuno y la oración. San Atanasio era inteligente y en poco tiempo le sobrepaso a sus compañeros en estudios.



Cuando su madre adoptiva falleció, Abraham fue llevado a Constantinopla a la corte del Emperador Bizantino Romanos el Anciano, donde Atanasio fue matriculado como estudiante del renombrado retórico Atanasio. En un corto tiempo, el alumno obtuvo la maestría de la habilidad de su maestro, convirtiéndose en instructor de los jóvenes, y siempre dando en cuenta la importancia de la vida en el ayuno y vigilancia espiritual. Abraham llevo una vida austera y abstinente, dormía my poco, solamente se sentaba en un banquillo, a penas se alimentaba, solamente consumía pan de cebada y agua.

Cuando su maestro Atanasio sufrió por la debilidad humana y comenzó a sentir celos de su estudiante, el bendito Abraham abandono su puesto como maestro y se retiro del lugar.



Durante ese mismo tiempo había llegado a Constantinopla San Miguel Maleinos (12 de julio) Igumen del monasterio de Kyminas, Abraham lo contó su historia y sus deseos de ser monje. El Santo anciano reconociendo en Abraham un vinculo elegido por el Espíritu Santo le tomo gran afecto y le enseño muchos temas relacionados con la salvación.

En una de sus charlas espirituales, San Miguel fue visitado por su sobrino Nicéforo Focas quien era un oficial militar y quien llegara a ser Emperador en el futuro, el elevado espíritu y la profunda mente de Abraham dejaron a Nicéforo impresionado, y el resto de su vida recordó el Santo con reverendo respeto y cariño. Abraham se consumió en su celo por la vida monástica y abandonándolo todo, se dirigió al monasterio de Kyminas donde se arrojo ante los pies del Igumen para rogarle que lo aceptara como monje. El Igumen lo recibió con alegría y lo tonsuro con el nombre de Atanasio.



Con profundos y largos ayunos, extensas vigilias y laborando de rodillas día y noche, San Atanasio logro en poco tiempo obtener gran perfección, el Igumen lo bendijo para la explotación del silencio en un lugar solitario y no muy lejano del monasterio.

Al marcharse de Kyminas, el monje Atanasio recorrió por lugares desolados, y guiado por Dios llego a un sitio llamado Melanos en la extrema punta de Athos donde allí decidió ubicarse. Era este un lugar más bien alejado de las otras viviendas monásticas, y en ese sitio el monje construyo su celda comenzando una vida ascética en buenas obras y oraciones, y procediendo de prueba en prueba hacia mayores logros monásticos.



Llego un momento en que el enemigo de la humanidad trato de despertar en San Atanasio odio por el lugar donde moraba y lo asalto con un constante pensamiento y varias sugerencias en su mente. El ascético decidió sufrir y tolerar por un año para que la decisión del Señor lo guiara en la dirección que debería tomar en su camino y en el ultimo día de ese año, cuando San Atanasio se preparaba para orar, una luz divina cayo de repente sobre el llenándolo de una increíble alegría y llevándose todos los pensamientos y dudas. En sus ojos se formaron lágrimas de gracias y en ese instante San Atanasio recibió el don de la ternura, inclinándose firmemente en su humilde y solitaria morada la cual anteriormente aborrecía.



Durante estos hechos también Nicéforo quien se sentía harto de la explotación militar recordó sus votos de ser monje y le suplico a San Atanasio a que construyera un monasterio para el y los otros hermanos y también una iglesia donde los hermanos pudiesen comulgar de los Divinos Misterios dominicales de Cristo.



San Atanasio quien tenia tendencia a despreocuparse por las cosas materiales y mundanas al principio no quiso aceptar el oro que repudiaba pero reconociendo el ferviente deseo y las buenas intenciones de Nicéforo y viendo en esta la voluntad de Dios, San Atanasio decidió llevar a cabo la construcción del monasterio y la Iglesia y dedicársela en honor al santo profeta y precursor de Cristo, Juan el Bautista, mas también construir otra iglesia al pie del monte dedicada a la Santísima Theotokos. Alrededor de la Iglesia construida se encontraban las celdas donde un monasterio maravilloso fue elevado en el santo monte con un altar, un hospicio para los enfermos y los vagabundos, más cualquier otra estructura necesitada.



Hermanos comenzaron a llegar al monasterio desde muchos otros sitios y lugares, no solamente de Grecia pero también de otras tierras. Eran personas simples y personas ilustres, dignatarios y ermitaños que vivían en el desierto laborando en la vida ascética por mucho tiempo y años, también eran algunos Igumenes de muchos monasterios y jerarcas que solo deseaban ser simples monjes en el Lavra Athos de San Atanasio.



El Santo estableció en el monasterio una regla monástica cenobítica usando como ejemplo a los antiguos monasterios Palestinos. Los servicios divinos se oficiaban con todo rigor y respeto, nadie se atrevía a decir una palabra durante los servicios ni tampoco llegar tarde o salir de la iglesia sin necesidad.



La Patrona Celestial de Athos, La Purísima Madre de Dios estaba amablemente dispuesta al Santo y en muchas ocasiones San Atanasio tuvo el privilegio de verla con sus propios ojos. En la economía de Dios ocurrió un tiempo de mucha hambre en el monasterio causando que los monjes se alejaran uno por uno y que el Santo se quedara totalmente solo y hasta considerando el mismo, en un momento de debilidad de marcharse del monasterio cuando de repente vio a una mujer bajo un velo etéreo que se le acerco preguntándole: "¿Quien eres y a donde vas?" San Atanasio con una deferencia innata se detuvo y le respondió: "Soy un monje de este lugar" San Atanasio le contó a ella su vida y sus preocupaciones.



"¿Dejarías el monasterio destinado a la Gloria de generación en generación por un bocado de pan seco?" ¿Donde esta tu fe? Regresa y yo te ayudare.”
“¿Quien eres?” le pregunto Atanasio, "Soy la madre del Señor" ella le contesto ordenándole que golpeara su asta contra la roca, donde un manantial de agua reboto de la grieta, cual existe hoy en día como recuerdo de la milagrosa visita.



Los hermanos crecieron en números y la construcción del Lavra continuo. San Atanasio profeso a sus hermanos que su fin se acercaba, pero les rogó que no se preocuparan por el futuro evento "Que la sabiduría dispone otra cosa que como la gente juzga". Los hermanos quedaron perplejos y estudiaron las palabras sabias del Santo. San Atanasio les rindió a sus hermanos sus últimos santos consejos y guía así consolando a todos, entro en su celda, se coloco su manta y su velo (cual solamente usaba en los servicios de fiestas de la iglesia) y se consumió en profunda y prolongada oración.



Alerto y feliz, el Santo Igumen subió con seis de los hermanos a la cima de la iglesia para inspeccionar la construcción, cuando de repente por la voluntad de Dios, la cima de la iglesia se derrumbo y cinco de los hermanos ofrecieron inmediatamente sus almas al Señor. San Atanasio y el arquitecto Daniel fueron arrojados sobre las piedras sin ser dañados. San Atanasio acudió al Señor en alta voz con estas palabras: "Gloria a ti o Dios, Santo Jesucristo, ayúdame" Los hermanos con profunda pena comenzaron a cavar para sacarlo de los escombros, y cuando lo encontraron el Santo había muerto.




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