y del milagro que ocurrió ante él durante el reino del patriarca Nicolás Crisoverges. Este milagro ocurrió así: una noche, un cierto monje leía el Canon a la Madre de Dios y cantaba «Mas honorable que los querubines» en su celda en el Monasterio del Pantócrator, que hoy se llama «Axion Estin» («En verdad es digno») por el ícono. El anciano que le instruía había ido a Karyes. De repente, un varón apareció en la iglesia y comenzó a cantar «En verdad es digno». Este himno era hasta entonces desconocido en la Iglesia. Al oír este himno, el monje se impresionó tanto por el contenido del himno como por el canto celestial. El desconocido se tornó al monje y le dijo: «Así lo cantamos en casa». El monje deseaba tener el himno por escrito y trajo una lápida de mármol en la cual el desconocido escribió el himno con su dedo como sobre cera, y entonces desapareció de repente. Este desconocido era el Arcángel Gabriel. Esta lápida fue llevada a Constantinopla y permanece en la iglesia hasta el día de hoy.




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