El origen de estos tres santos era de Amasia del Ponto (algunos estudiosos de la vida de los santos dicen que eran parientes de San Teodoro de Tironos). Cuando Diocleciano comenzó con las salvajes persecuciones a los cristianos, el gobernador Asklipiodotis rápidamente los arresto y les pregunto si realmente eran cristianos. Y los tres, sin ninguna vacilación, admitieron su fe en Cristo crucificado. Inmediatamente, el gobernador comenzó a torturarlos. Las torturas no influenciaron de ninguna manera el valor y sus conciencias. Mientras que los golpeaban y los quemaban cruelmente, ellos pedían la ayuda de Cristo, que los durmió. Así los mártires Eutropio y Kleónicos murieron crucificados, Basilisco luego fue encarcelado y soporto muchos tormentos sin perder su fe, muriendo luego de soportar muchos martirios. De esta manera los tres Mártires se durmieron sin perder su fe en Cristo recordando nos: “Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el mensaje del cual dieron testimonio; no valoraron tanto su vida como para evitar la muerte”. (Apocalipsis 12:11)




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