 San Ioaniquio, que había tenido una juventud muy disoluta, alcanzó después, por la penitencia, tal grado de santidad, que fue llamado “el grande” y le veneran como a uno de sus monjes más ilustres. Ioaniquio era originario de Bitinia, donde ejerció de niño el oficio de pastor. A los diecinueve años, pasó a formar parte de la guardia militar de Constantino” Coprónimo. Se dejó llevar por la tendencia de la época y, el futuro santo apoyó a los perseguidores de las sagradas imágenes, pero un monje de gran santidad le apartó de los errores de su vida disoluta, y Ioaniquio llevó una existencia ejemplar durante seis años. A los cuarenta de edad, abandonó el ejército y se retiró al Monte Olimpo, en Bitinia. Ahí se instruyó en los rudimentos de la vida monástica, aprendió a leer, a rezar de memoria el salterio y se ejercitó en los deberes de su nuevo estado. El santo llamaba a ese proceso “la maduración del corazón.” Más tarde, se retiró a la vida eremítica y llegó a ser famoso por sus dones de profecía y milagros, así como por su prudencia en la dirección de las almas. Por uno de sus milagros, devolvió la libertad a cierto número de hombres que habían caído prisioneros de los búlgaros y, con otro prodigio, expulsó a un mal espíritu que atormentaba a San Daniel de Tasión.
 San Ioaniquio, que había tenido una juventud muy disoluta, alcanzó después, por la penitencia, tal grado de santidad, que fue llamado “el grande” y le veneran como a uno de sus monjes más ilustres. Ioaniquio era originario de Bitinia, donde ejerció de niño el oficio de pastor. A los diecinueve años, pasó a formar parte de la guardia militar de Constantino” Coprónimo. Se dejó llevar por la tendencia de la época y, el futuro santo apoyó a los perseguidores de las sagradas imágenes, pero un monje de gran santidad le apartó de los errores de su vida disoluta, y Ioaniquio llevó una existencia ejemplar durante seis años. A los cuarenta de edad, abandonó el ejército y se retiró al Monte Olimpo, en Bitinia. Ahí se instruyó en los rudimentos de la vida monástica, aprendió a leer, a rezar de memoria el salterio y se ejercitó en los deberes de su nuevo estado. El santo llamaba a ese proceso “la maduración del corazón.” Más tarde, se retiró a la vida eremítica y llegó a ser famoso por sus dones de profecía y milagros, así como por su prudencia en la dirección de las almas. Por uno de sus milagros, devolvió la libertad a cierto número de hombres que habían caído prisioneros de los búlgaros y, con otro prodigio, expulsó a un mal espíritu que atormentaba a San Daniel de Tasión.If you like our project and you are satisfied with our work and effort, please consider making a donation that would help us to survive on the Internet and in further development of the project.
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