Este gran asceta y santo de la Iglesia Ortodoxa nació cerca de Sofía, en un lugar llamado Skrino, en tiempos del Zar Boris. Sus padres eran pobres, pero honrados. Después de sus muertes, Juan se hizo monje y se retiró a una alta montaña, donde comenzó a vivir la vida ascética en una cueva. Allí sufrió muchos ataques de hombres y demonios, de ladrones y de sus parientes. Después de esto se trasladó a la montaña de Rila, donde se instaló en un árbol hueco. Se alimentaba sólo de las hierbas y granos que, por la providencia de Dios, comenzaron a crecer en las cercanías. Por muchos años no vio la cara de ninguna otra persona hasta que, de nuevo por la providencia de Dios, fue descubierto por un pastor que buscaba una oveja perdida. Así el santo se hizo conocido entre la gente, que comenzó a venir a él buscando ayuda en las enfermedades y en los problemas. El mismo zar de los búlgaros, Pedro, visitó a Juan para pedir su consejo. Muchos de los que buscaban la vida espiritual se establecieron cerca de Juan, y pronto se construyeron una iglesia y monasterio. San Juan entró a su descanso en el Señor el 18 de agosto del 946 a la edad de setenta años, y apareció a sus discípulos después de su muerte. Sus reliquias fueron llevadas primeramente a Sofía, luego a Hungría, después a Trnovo, y finalmente a Rila, donde permanecen hasta el día de hoy. El monasterio de Rila ha sido una lumbrera, un lugar de grandes milagros, y un apoyo espiritual para el pueblo cristiano de Bulgaria a través de los siglos, especialmente durante los tiempos de esclavitud bajo los turcos.




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