Las mártires Agape, Irene y Quione eran hermanas. Vivían cerca de la ciudad de Aquilea al norte de Italia a fines del tercer siglo. Siendo muy jóvenes se quedaron huérfanas y decidieron no casarse. Eran muy devotas. Cuando el emperador Diocleciano visitó Aquilea, él empezó una feroz persecución contra los cristianos. Y muy pronto todas las cárceles estaban repletas.

Entonces fueron encarceladas estas tres jóvenes-vírgenes y sufrieron diferentes suplicios. Durante la ceremonia religiosa a estas santas mártires se dijo que ellas no tuvieron miedo de los ataques de las fieras, ni cuando les seccionaban partes de sus cuerpos, ni otros suplicios. Durante sus suplicios se produjeron varios milagros, pero los torturadores no los comprendieron. Finalmente, a Agape y Quione las quemaron sobre la hoguera y asaetaron a Irene. Esto pasó en el año 304. Los cuerpos de las santas mártires fueron sepultados por Santa Anastasia, llamada Desatanudos, porque ella aliviaba las cadenas — las dificultades de los cristianos encarcelados.

Estas tres hermanas tenían una fe inquebrantable en Dios, no se atemorizaron ante las amenazas de los torturadores, no tuvieron lástima por su juventud y fueran martirizadas por Cristo. Ellas entregaron la vida perecedera para obtener en Cielo la vida eterna. Ahora tienen la felicidad de estar en el Reino Eterno. Que con sus oraciones el Señor nos dé fuerzas en nuestros esfuerzos cristianos.




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