Nacida en Calcedonia, era hija del senador Filófrono y Teodorisia, ambos piadosos cristianos. Eufemia era una joven hermosa en cuerpo y alma. Cuando el proconsul Prisco celebró celebró un festival de sacrificio a Ares en Calcedonia, cuarenta y nueve cristianos, entre los que estaba santa Eufemia, se ausentaron de las festividades y se escondieron. Sin embargo, fueron descubiertos y traídos ante Prisco. Cuando el airado Prisco les preguntó por qué no habían obedecido el mandato imperial, contestaron: «Tanto los mandatos del Emperador como los tuyos sólo deben ser obedecidos si no son contrarios al Dios del cielo. Si los son, no sólo no deben obedecerse, sino que deben ser resistidos». Entonces Prisco los sometió a varias torturas diariamente por diez y nueve días. En el doceavo día, separó a Eufemia del resto y comenzó a elogiar su belleza, esperando traerla así a la idolatría. Cuando todos sus halagos probaron ser inútiles, ordenó que Eufemia fuese torturada. Primero fue colocada sobre una rueda, pero un ángel de Dios apareció y la rompió. Entonces Prisco la arrojó en un horno ardiente, mas Eufemia fue preservada por el poder de Dios. Viendo esto, dos soldados llamados Víctor y Sóstenes creyeron en Cristo, por lo cual fueron arrojados a las bestias salvajes, terminando así su camino terrenal con gloria. Después de esto, Eufemia fue arrojada en una fosa llena de agua y toda clase de reptiles venenosos; más ella hizo la señal de la Cruz sobre el agua mientras caía en la fosa y quedó ilesa. Fue arrojada finalmente a las bestias salvajes, y con una oración de acción de gracias encomendó su alma en manos de Dios. Sus padres enterraron su cuerpo. Sufrió en el año 303 d. C., y entró al gozo eterno. (Santa Eufemia también es conmemorada el 11 de julio).




Back

PayPal