San Lucas el Joven, también nombrado el taumaturgo u obrador de milagros, era griego. Su familia era de una isla del Egeo, pero se vieron obligados a abandonarla por los ataques de los sarracenos. Con el tiempo se establecieron en Tesalia, donde fueron pequeños hacendados o campesinos con tierra propia. Su padre, Esteban, y su madre Eufrosina, tuvieron siete hijos, de los cuales él fue el tercero. Fue un muchacho piadoso y obediente. En edad temprana lo pusieron a cuidar las ovejas y cultivar los campos. Desde niño, a menudo se quedaba sin comer para alimentar al hambriento, y algunas veces se quitaba sus vestidos para dárselos a los mendigos. Cuando salía a sembrar, acostumbraba esparcir la mitad de la semilla en las tierras de los pobres. Era notorio que el Señor bendecía las cosechas de su padre con abundancia. Después de la muerte de Esteban, el muchacho dejó el trabajo en los campos y se dio por un tiempo a la contemplación. Se sentía llamado a la vida religiosa, y en una ocasión salió de Tesalia, con la intención de buscar un monasterio, pero fue capturado por soldados que le creyeron un esclavo fugitivo. Lo interrogaron, pero cuando les dijo que era siervo de Cristo y había emprendido el viaje por devoción, se negaron a creerle y lo encerraron en prisión, tratándolo muy cruelmente. Después de algún tiempo descubrieron su identidad y lo pusieron en libertad, pero al regresar a su casa fue recibido con escarnios y burlas por su fracasada escapatoria.




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