El Santo Partenio, Obispo de Lampasco nació en la ciudad de Melitopolis en Noroeste de Asia Menor (hoy Turquía) donde su padre llamado Cristóbal era el diacono. El joven Partenio no fue formalmente educado pero aprendió las Sagradas escrituras atendiendo los servicios de la Iglesia. El tenia un corazón era noble y distribuía sus ganancias como pescador entre los pobres del pueblo.


Repleto con la Gracia de Dios, San Partenio desde la edad de dieciocho años era capaz de sanar a muchos enfermos en el nombre de Cristo, echaba demonios y obraba milagros. Al Obispo Filetos de Melitopolis enterarse de la vida virtuosa de este joven, lo educo y lo ordeno presbítero.


En el 325, durante el reinado de Constantino el Grande, el Arzobispo Aquiles de Cyzico lo hizo Obispo de la ciudad de Lampasco (Asia Menor), donde muchos de sus habitantes eran paganos. El Santo comenzó a difundir la fe en Jesucristo fervientemente, confirmándola con muchos milagros y sanando lo enfermos.


Al presenciar las obras milagrosas de San Partenio, los paganos de Lampasco comenzaron a creer en Dios y dejar las costumbres paganas. Entonces el Santo acudió al emperador Constantino el Grande pidiéndole permiso para derribar el templo pagano y construir una Iglesia Cristiana en su lugar. El emperador recibió al Santo con honores y le entrego un decreto de autorización para derrumbar el templo pagano y también proveyendo ayuda para construir la Iglesia. Al regresar a Lampasco, el Santo Partenio ordeno el derrumbe del templo y en ese lugar de la ciudad se construyo una bella Iglesia dedicada a Dios.


En los escombros del templo derribado, San Partenio descubrió una bella plancha de mármol la cual decidió usar para construir el altar. Inmediatamente se ordeno comenzar el labor en la piedra y que fuera trasladada a la Iglesia. En trámites de llevar la piedra a la Iglesia, la maldad del enemigo se manifestó cuando enfurecido que se usara el mármol del templo pagano para construir el altar Cristiano, el demonio cometió un acto repudiante contra el traslado de la piedra, volcando el coche donde la llevaban, causando la muerte del conductor Eutiquio. San Partenio restauro la vida del conductor por medio de sus oraciones, avergonzando al enemigo, quien quería frustrar el labor de Dios.






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