San Basilio nació en Popovo Šelo en Hercegovina, hijo de padres piadosos y simples. Desde su juventud estuvo lleno de amor por la Iglesia de Dios, y al crecer se marchó al Monasterio de la Madre de Dios en Trebinje, y se hizo monje. Rápidamente se hizo conocer por su vida ascética seria y poco común, pues se cargaba de prácticas de ascetismo, cada una mayor que la anterior. Más tarde fue elegido y consagrado como Obispo de Zahum y Skenderia, en contra de su voluntad. Como Obispo, residió primero en el Monasterio de Tvordoš, donde, como buen pastor, confirmó a su rebaño en la Fe Ortodoxa, y guardándolo de la crueldad de los turcos y de la astucia de los latinos. Pero cuando se vio muy acosado por sus enemigos, y tras la destrucción de Tvordoš por los turcos, Basilio se mudó a Ostrog, donde vivió en estricto ascetismo, protegiendo su rebaño mediante sus incesantes y amorosas oraciones. Fue al Señor en paz en el siglo XVI, dejando su cuerpo entero y sanador, incorrupto y obrador de milagros, hasta el día de hoy. Los milagros en la tumba de san Basilio son innumerables. Tanto los cristianos como los musulmanes corren a sus reliquias y hallan sanidad de las más graves enfermedades y sufrimientos.




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