Siendo muy joven San Nikita ingresó al Kievo-Pechersky monasterio. Muy pronto decidió ser eremita a pesar del consejo del abad de que es prematuro hacer este esfuerzo espiritual siendo un monje tan joven. En el encierro Nikita tuvo la siguiente tentación. Por las sugestiones del demonio él dejó la oración y empezó a leer los libros del Antiguo Testamento. Nikita aprendió de memoria estos libros y no había nadie quien podría igualarlo en sus conocimientos. Cuando sus brillantes conocimientos salieron a la luz, muchos príncipes y nobles comenzaron a venir para escucharlo y para pedir sus consejos. Sin embargo, mucha gente estaba sorprendida con el detalle de que Nikita no quería escuchar nada sobre los libros del Nuevo Testamento, tratando de cualquier modo evitar su nombramiento. Entonces los sabios monjes de este monasterio comprendieron que Nikita fue seducido por el diablo. De este estado lo salvaron las asiduas oraciones de los monjes de Pechora. Poco tiempo después Nikita abandonó su encierro voluntario. Continuaba con el ayuno riguroso y la oración. Poco tiempo después superó a todos los monjes con su obediencia y humildad.

Después de unos años él fue designado como obispo de la ciudad de Novgorod. Él predicaba muy bien, enseñando a los fieles con las palabras del Evangelio. Por su vida devota el Dios le dio el Don de hacer milagros. San Nikita ayudó a muchos y curó a mucha gente. Así hizo que lloviera y en otra ocasión una ciudad se salvó del incendio, gracias a su oración. Después de 13 años de su servicio como obispo, Nikita falleció en paz en el año 1108. Después de los 445 años de su muerte, en los tiempos del zar Iván El Terrible, sus reliquias fueron halladas imperecederas. En esta ocasión tuvieron lugar muchas curaciones, Especialmente se curaba la gente que sufría las enfermedades de los ojos y los ciegos.




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