La conmemoración y alabanza de los Santos Padres del Primer Concilio Ecuménico es observada el domingo antes de Pentecostés (o Séptimo Domingo de Pascua). Este concilio tuvo lugar en Nicea en el año 325 d. C. durante el reino del santo emperador Constantino el Grande. El concilio fue convocado para eliminar la confusión que Arrio, un presbítero de Alejandría, había creado mediante su falsa enseñanza. Es decir, Arrio difundía la enseñanza que Cristo fue creado por Dios en el tiempo, y que Él no es el pre-eterno Hijo de Dios, de una misma esencia con Dios el Padre. Trescientos dieciocho padres participaron de este concilio. Este condenó la enseñanza de Arrio, y Arrio mismo, como se rehusó a arrepentirse, fue anatematizado. El Concilio finalmente confirmó el Símbolo de la Fe (el Credo), que fue luego expandido por el Segundo Concilio Ecuménico (381 d. C.). Muchos santos distinguidos estuvieron presentes en el Primer Concilio Ecuménico, estando entre los más notables de ellos san Nicolás de Mira en Licia, san Espiridión, san Atanasio, san Aquilo, san Paunucio, san Jacobo de Nisbis, Macario de Jerusalén, Eustacio de Antioquía, Eusebio de Cesarea, Metrófanes de Constantinopla, Juan de Persia, Aristarco de Armenia, y muchos otros del Oriente. Del Occidente, estaban presentes Osio de Córdoba, Teófilo el Godo, Ceciliano de Cartago y otros. La obra mas importante de este concilio fue la confirmación del Símbolo de Fe (el Credo). El Concilio también estableció la fecha de la celebración de la Resurrección de Cristo, y promulgó veinte cánones variados.




Back

PayPal