Nicéforo gobernó la santa Iglesia con sabiduría y celo como uno de los más grandes archipastores de Constantinopla. Cuando León el Armenio se levantó contra los íconos, sólo Nicéforo se opuso al Emperador. Comenzó aconsejando al Emperador, y terminó denunciándolo. Por esto, el malvado Emperador lo exilió a la isla de Proconeso. Había en aquel lugar un monasterio dedicado a san Teodoro que Nicéforo mismo había construido. Este confesor de la Ortodoxia pasó trece años allí, yéndose luego al Señor en el 827 d. C. Después de esto todos los emperadores iconoclastas perecieron, y Miguel, junto a su madre Teodora, ascendió al trono imperial en el 842 d. C.; además, Metodio fue restaurado al trono patriarcal. Entonces, en el 846 d. C., las reliquias de san Nicéforo fueron trasladadas de Proconeso a Constantinopla y colocadas al principio en la Iglesia de la Santa Sabiduría [Hagia Sophia], de la cual había sido expulsado en vida, y luego en la Iglesia de los Doce Apóstoles. La conmemoración principal de este gran jerarca es el 2 de junio, pero el 13 de marzo conmemoramos el hallazgo y traslado de sus reliquias incorruptas. San Nicéforo fue exiliado de Constantinopla un 13 de marzo, y sus reliquias regresaron a la capital un 13 de marzo, diez y nueve años después de su muerte.




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