Estos Mártires vivieron en el siglo III. Aglais pertenecía a una clase noble y muy pudiente de Roma, y siempre estaba dispuesta a ayudar y hacer contribuciones a los pobres. Bonifacio era el secretario y supervisor de la fortuna de Aglais. Como Aglais, él era también bondadoso y filántropo. Manejó la fortuna de Aglais con mucha honradez. Aglais y Bonifacio vivieron juntos una unión ilegal, Bonifacio se inclino también a la embriaguez. No obstante, él era generoso con los pobres, hospitalario con los extraños, y compasivo con aquéllos que caían en el infortunio. Aglais, motivada al oír las historias de los Mártires, creyendo en el poder de sus intercesiones para obtener la misericordia de Dios, envió a Bonifacio a Tarsus para obtener las reliquias de los santos Mártires, antes de que él partiera, él le preguntó en broma, ¿Y si ellos devuelven mi cuerpo como las reliquias santas? Bonifacio partió entonces con algunos esclavos para Cilicia dónde los Santos estaban siendo martirizados. Cuando Bonifacio se encontró entre los Mártires, los animó les dio fuerzas para soportar los dolores. Pero Bonifacio fue arrestado por el gobernador y así comprobó la fe firme que tenia en Cristo, sufriendo la muerte como un mártir en el año 290. Así lo que él había dicho en broma a su señora, se cumplió, sus restos fueron trasladados como sagradas reliquias por sus sirvientes y compañero. Aglais después de vender todos sus vienes, dedicó su vida a la oración y a aligerar el sufrimiento de los pobres. San Bonifacio se invoca sobre todo para la ayuda contra la pasión de beber.




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